El sector sanitario vuelve a la carga. Pese a que ya ha sido aprobado el decreto por el cual se pone en marcha la privatización de la sanidad madrileña, los sanitarios no bajan los brazos. Tras jornadas de huelga que se han sucedido desde el mes de Diciembre, ahora toca el turno de dimitir. La mitad de los gerentes de los ambulatorios presentaron ayer su dimisión al consejero de sanidad madrileño Fernández-Lasquetty.
Los sanitarios se han convertido en habituales en los medios de comunicación por las protestas y asambleas que promueven, pese a ser un sector que se ha caracterizado por su conservadurismo. Miles de personas se han concentrado en las calles de la capital en marchas que partían desde Atocha y acabando el recorrido en Sol. Al grito del ya conocido "la sanidad no se vende, se defiende" multitud de trabajadores del sector y usuarios concienciados de lo que esta norma va a conllevar, arremetían contra el consejero de sanidad con suspicacias tales como "Lasquetty, paciencia. Nos vemos en urgencias" y folios blancos ondeaban en el aire para demostrar la multitudinaria asistencia y así evitar el baile de cifras que, según fuentes oficiales, sería mínima. La nueva ley impuesta desde el consistorio, consiste en que empresas privadas dedicadas a la sanidad no solo van a gestionar los recursos públicos sino van a convertirse en accionistas. Este hecho pone en serias dudas las constantes negativas de la comunidad que niegan la privatización así como, la tranquilidad del usuario que se va a dejar de ser paciente y se va a convertir en un bien rentable.
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Desde este día 10 hasta la semana que viene, hay asambleas y minutos de silencios en defensa de esa ya utópica sanidad pública, gratuita y universal.
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